Ser masajista profesional en Argentina implica mucho más que tener buenas manos; requiere formación sólida, conocimiento de las normas vigentes y pertenencia a una comunidad profesional.
Actualmente no existe una titulación universitaria específica para masajistas reconocida oficialmente (a diferencia de kinesiólogos o fisioterapeutas), por lo que la profesión se apoya en cursos privados y certificaciones de asociaciones[1][2].
En esta guía detallada abordaremos: los distintos tipos de masajistas, la formación necesaria y dónde estudiarla, las asociaciones profesionales que nuclean a este gremio, y la realidad sobre la matrícula profesional y el marco legal vigente en Argentina.
Tipos de masajistas y especialidades
El campo de la masoterapia abarca diversas especialidades de masaje, cada una orientada a objetivos diferentes:
Masaje descontracturante o terapéutico:
Enfocado en aliviar tensiones musculares y contracturas. Requiere conocimientos de anatomía para trabajar sobre músculos específicos. Suele considerarse “masaje manual profundo”[3] enfocado en personas con molestias físicas.
Masaje relajante (bienestar)
También llamado masaje superficial o de relax, orientado a reducir el estrés y generar bienestar general en personas sanas[3]. Sus técnicas son más suaves y buscan la relajación.
Masaje deportivo
Dirigido a atletas, con maniobras antes o después de la actividad física para mejorar el rendimiento y la recuperación[3]. Involucra técnicas específicas para preparación muscular y tratamiento de fatiga.
Masaje estético y spa
Incluye masajes cosmetológicos, de higiene corporal y tratamientos de spa. Buscan mejorar la apariencia de la piel, la circulación y la relajación, e incorporan a veces aparatología o productos especiales[3].
Reflexología y digitopuntura
Técnicas que estimulan puntos específicos en pies, manos u otras zonas (según mapas reflexológicos) para equilibrar energéticamente órganos y sistemas. La digitopuntura (presión con dedos) y reflexología podal son frecuentemente enseñadas dentro de la formación del masajista[3].
Quiromasaje
Término amplio que refiere al conjunto de técnicas de masaje manual terapéutico. En Argentina, muchos cursos integran conceptos de quiromasaje español, que abarca maniobras combinadas para distintos fines (relajantes, deportivos, etc.)[3].
Otras especialidades
Masajes específicos como masaje infantil, masaje para tercera edad, drenaje linfático manual, masajes en sillas ergonómicas (exprés), e incluso masaje ayurvédico o shiatsu, pueden requerir formaciones adicionales. Algunos masajistas se especializan también en áreas holísticas (como reiki o masajes energéticos) aunque estas no estén reguladas.
Nota: En Argentina el término “masajista” suele usarse indistintamente con “masoterapeuta”. Todos refieren a profesionales del masaje no médicos. Es importante diferenciar su rol del kinesiólogo/fisioterapeuta, quien es un profesional universitario de la salud especializado en rehabilitación física. El masajista profesional trabaja sobre personas sanas o con molestias musculares leves, brindando bienestar, y sabe derivar a un médico o kinesiólogo cuando identifica problemas fuera de su competencia[4][5].
Formación y capacitación profesional
Educación necesaria
Para ejercer como masajista profesional se requiere una formación técnica adecuada. No existe una carrera terciaria oficial aún – la propia Asociación Argentina de Masajistas (AAM) impulsa crear un título de técnico masajista con unos cinco cuatrimestres de formación (2½ años)[6], dado que actualmente “la carrera no tiene habilitación oficial como en otros países”[7].
En la práctica, la capacitación se obtiene mediante cursos privados profesionales. Es fundamental elegir instituciones serias y con aval, ya que un buen masajista debería tener al menos dos años de formación y experiencia antes de atender solo[8]. La formación típica incluye anatomía, fisiología, técnicas de masaje variadas, ética profesional y nociones de primeros auxilios y límites legales[9][10].
Institutos y cursos reconocidos
A nivel nacional hay numerosos centros de formación en masoterapia. Algunos de los más conocidos son:
- Asociación Argentina de Masajistas (AAM) y Escuela Dr. Osvaldo G. de Médicis – Con más de 30 años formando profesionales, la AAM (junto a filiales en varias provincias) ofrece cursos regulares de masaje (masaje manual profundo, deportivo, digitopuntura, drenaje linfático, etc.) y hasta diplomaturas de extensión universitaria en técnicas de masaje[11][12]. Sus planes suelen ser completos, incluyendo prácticas en ámbitos deportivos de alto rendimiento.
- Centro Médico Escuela (CABA): Instituto privado habilitado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con trayectoria desde 1969[13]. Ofrece cursos de “Masajista Profesional y Relax” de ~5 a 8 meses, sin requerir conocimientos previos[14]. Al egresar, se otorga certificado de masajista profesional expedido por el instituto[15]. Su programa enfatiza técnicas descontracturantes, anatomía y aspectos ético-legales del masaje[9][10].
- Eddis Educativa (presencia nacional): Red de institutos presente en múltiples provincias. Su curso de Masajista Profesional combina modalidad virtual y prácticas presenciales, y certifica con aval de la Asociación de Masajistas de la República Argentina (AMaRA), incluyendo registro como afiliado a dicha asociación al finalizar[16]. Esto permite al egresado contar con una credencial respaldada por una entidad nacional.
- Institutos regionales y otros cursos: Existen escuelas especializadas en distintas ciudades. Por ejemplo, Instituto NOA (Salta) en el norte, Institución Badra (Córdoba) en el centro, u otros centros de capacitación como Oasis Masajes (orientado al masaje californiano), ISE Cursos y Alta Capacitación Profesional, entre otros. Muchos gimnasios, spas y escuelas de estética también dictan cursos de masaje, aunque es recomendable optar por aquellos con programas extensos (mínimo 6 meses a 1 año) y aval de profesionales reconocidos.
Contenidos de la formación
Independientemente del lugar de estudio, un plan formativo serio debe cubrir: Anatomía y fisiología humana (músculos, huesos, articulaciones, sistemas), patologías básicas donde el masaje está contraindicado, técnicas de masaje (diferentes maniobras, secuencias para cada zona del cuerpo y según el objetivo: relajante, deportivo, terapéutico), higiene y seguridad (incluida RCP y primeros auxilios), ética profesional y marco legal (qué puede y qué no puede hacer un masajista para no incurrir en ejercicio ilegal de la medicina[17][18]).
Las prácticas supervisadas son cruciales para desarrollar la destreza manual. Al finalizar, se obtiene un certificado/diploma privado. Si bien no es un título oficial del Ministerio de Educación, sirve como respaldo de la capacitación recibida. Los institutos reconocidos suelen emitir certificados con validez institucional y, en algunos casos, con aval de asociaciones del rubro.
Asociaciones profesionales de masajistas
En ausencia de una colegiatura estatal, las asociaciones de masajistas cumplen un rol muy importante en Argentina, ya que nuclean a los profesionales, promueven estándares de formación y gestionan el reconocimiento de la actividad. Las principales son:
Asociación Argentina de Masajistas (AAM)
Institución con personería jurídica y alcance nacional, fundada hace unas tres décadas[6]. Cuenta con filiales en varias provincias y miles de socios. La AAM organiza congresos (por ejemplo, el Congreso Nacional de Masajistas[19]), talleres de perfeccionamiento, y ofrece sus propios cursos certificados. También lleva adelante campañas como el Registro Nacional y Provincial de Masajistas, con el objetivo de reunir a los practicantes de todo el país y luchar por una ley que jerarquice la profesión[20]. Ser socio de la AAM brinda beneficios como bolsa de trabajo, actualización constante y pertenencia gremial.
Asociación de Masajistas de la República Argentina (AMaRA)
Otra entidad nacional que busca unificar criterios de formación “hacia el reconocimiento jurídico-legal” de la profesión[21]. AMaRA avala cursos en distintos institutos (como vimos con Eddis) y emite una matrícula interna para sus miembros, otorgando un número de registro de afiliado[16]. Esto no equivale a una matrícula oficial estatal, pero sí acredita que el masajista presentó certificaciones de estudio y cumple con estándares definidos por la asociación.
Otras asociaciones y redes
Existen también agrupaciones provinciales o temáticas. Por ejemplo, hay filiales de la AAM en provincias como Santa Fe, Córdoba, Mendoza, etc., que se ocupan de actividades locales. Asimismo, masajistas especializados (p. ej. en masaje deportivo, masaje spa) pueden unirse a asociaciones específicas del bienestar o la estética. Si bien cada entidad tiene sus propios reglamentos, todas comparten la meta de profesionalizar la actividad y brindar respaldo colectivo.
Importancia de asociarse: Integrar una asociación le da al masajista un marco de referencia profesional. Muchas asociaciones ofrecen credenciales, listados en sus páginas web (para que potenciales clientes verifiquen profesionales), capacitación continua e incluso asesoramiento legal. Además, pertenecer a un organismo reconocido suele inspirar más confianza al público. De hecho, expertos aconsejan verificar si el masajista pertenece a alguna asociación profesional del país, como indicador de formación seria[8].
Matrícula profesional y marco legal
El tema de la matrícula de masajista y la regulación legal es probablemente la mayor incertidumbre para quienes ejercen esta profesión en Argentina. A continuación, se detallan los puntos clave sobre la situación legal actual.
Inexistencia de matrícula oficial nacional
En la actualidad, no existe una matrícula habilitante expedida por el Estado para “masajista”. Las autoridades de salud no matriculan a ningún tipo de masajista, ya que la actividad no está regulada como profesión de la salud[1]. Esto significa que ningún certificado de curso privado otorga por sí mismo una licencia profesional reconocida por el Ministerio de Salud. Instituciones como el CeNARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) o ministerios no emiten títulos oficiales de masajista, y cualquier número de matrícula que se vea en avisos es generalmente interno o inválido[22][2]. De hecho, en provincias como Chubut las autoridades han advertido que anunciar un número de matrícula de masajista en publicidades es engañoso y será sancionado, ya que esas matrículas no existen en el registro de salud pública[1][23].
Relación con la kinesiología
Históricamente, la práctica del masaje estaba parcialmente solapada con la de los kinesiólogos. Legalmente, solo un kinesiólogo (licenciado universitario) puede tratar lesiones o rehabilitar pacientes; los masajistas no pueden realizar procedimientos propios de la fisioterapia (electroterapia, rehabilitación de lesiones, etc.)[4][5]. Durante años, colegios de kinesiólogos han visto al masajista como “intruso” en su incumbencia profesional. “Lamentablemente los kinesiólogos son los que más se oponen a nuestro trabajo”, señaló Patricia Warnier, presidenta de la AAM[24]. Esto llevó incluso a casos de denuncias hacia masajistas por ejercicio ilegal de la medicina o la kine. Sin embargo, los masajistas defienden que su trabajo se limita al bienestar de personas sanas o con autorización médica, sin invadir competencias terapéuticas reservadas a profesionales de la salud[4][5].
Situación normativa actual
A falta de una ley nacional específica, la actividad del masajista se encuadra de facto dentro del rubro de estética y bienestar. Por ejemplo, muchos masajistas trabajan en salones de belleza, spas o gimnasios, y en relación de dependencia suelen ser contratados bajo convenios de “empleados de comercio” o rubros afines. En algunos distritos, los municipios exigen habilitaciones comerciales para abrir un gabinete de masajes, similar a lo que se pide a centros de estética. Pero no se requiere presentar matrícula profesional de salud, ya que como se explicó, esta no existe para masajistas[1]. Sí es recomendable (y requerido en la práctica autónoma) inscribirse en AFIP como monotributista o responsable inscripto para facturar por los servicios brindados[25].
Avances y casos provinciales
Aunque a nivel país no hay regulación específica, algunas provincias han dado pasos adelante.
Un caso emblemático es Tierra del Fuego, primera jurisdicción en reconocer la profesión de masajista mediante una ley provincial[26]. La llamada “ley fueguina” establece que los masajes ya no son incumbencia exclusiva de los kinesiólogos, delineando un marco para que masajistas ejerzan legalmente bajo ciertos requisitos (por ejemplo, inscripción en un registro provincial, presentación de certificados de formación, etc.)[26]. Este precedente es visto como un gran avance por las asociaciones, que abogan porque otras provincias copien el modelo[27].
En otras provincias, se han presentado proyectos de ley similares. Por ejemplo, en 2021-2023 se impulsaron iniciativas legislativas en Santa Fe y a nivel nacional para regular la práctica profesional del masaje. Incluso llegó al Congreso de la Nación un proyecto de ley de ejercicio profesional del masajista (expediente S-0515/2025) que definía las competencias del masajista, obligaba a tener título habilitante de instituto reconocido y establecía la necesidad de matricularse en un registro de Salud[28][3].
Hasta 2025, dichos proyectos no se han convertido en ley, pero reflejan un movimiento creciente por legalizar y jerarquizar esta ocupación.
“Matrícula” interna de asociaciones
Ante la falta de matrícula oficial, las asociaciones han creado sus propios sistemas de registro. Tanto AAM como AMaRA y otras pueden otorgar al masajista una credencial o número de registro interno. Por ejemplo, AMaRA asigna un número de afiliado al masajista que presenta su documentación (DNI, certificado de cursos realizados, etc.), y algunos cursos entregan certificados donde consta una “matrícula” avalada por la asociación[16]. Es crucial entender que estas matrículas no tienen validez legal ante el Ministerio de Salud[1]; son, eso sí, un respaldo gremial y formativo. Figurar en el registro de una asociación seria puede ser útil para demostrar profesionalismo de cara a clientes o empleadores. Pero el ejercicio legal del masaje en sí mismo, hoy por hoy, no requiere una matrícula estatal – requiere formación, ética y respetar las limitaciones profesionales.
Consejos legales para ejercer con seguridad
Mientras no exista una colegiación oficial, el masajista profesional debe tomar ciertas precauciones: trabajar siempre dentro de su competencia (masajes de bienestar, relajación o complemento terapéutico con derivación médica cuando la persona tiene una patología)[4][5]; abstenerse de diagnosticar enfermedades o prometer curaciones; mantener documentados sus certificados de estudio y afiliaciones; y si es autónomo, contar con seguro de responsabilidad civil en caso de eventual mala praxis. Estas acciones, junto con el apoyo de las asociaciones, ayudan a darle un marco de legitimidad a la actividad hasta que se logre la ansiada ley que regule la profesión a nivel nacional[20][26].
Conclusiones
En síntesis, para ser masajista profesional en Argentina se necesita: formación de calidad, preferentemente extensa (idealmente 1-2 años) y avalada por instituciones reconocidas; una actitud de aprendizaje continuo para dominar múltiples técnicas; conocimiento de los límites legales de la profesión (qué está permitido y qué no); y conectar con las asociaciones profesionales que brindan respaldo y buscan el reconocimiento legal del masajista.
Si bien la matrícula oficial aún no existe, ello no impide ejercer dignamente: miles de masajistas ejercen hoy aportando bienestar y calidad de vida a sus clientes. Con una base sólida de conocimientos anatómicos, técnicas bien aplicadas y ética, un masajista puede desarrollarse en ámbitos variados (desde clínicas kinésicas trabajando en equipo, hasta spas de lujo o por cuenta propia).
Se espera que en el futuro cercano la figura del masajista esté plenamente regulada y jerarquizada – mientras tanto, corresponde a cada profesional capacitarse seriamente y respetar las normativas actuales[8][20]. De esta forma, podrá brindar un servicio seguro, efectivo y reconocido como verdaderamente profesional.
Fuentes y referencias
- Matrículas engañosas elpatagonico.com/matriculas-enganosas-n1402393
- Proyecto de ley – Escuela Dr. Osvaldo G. de Médicis escueladoctordemedicis.com/proyecto-de-ley
- Impulsan la regulación de la práctica profesional – La Nación lanacion.com.ar/sociedad/impulsan-la-regulacion…
- Cursos de Masajes – Masajista Profesional y Relax centromedicoescuela.com.ar/…id_curso-15.html
- Asociación Argentina de Masajistas aadema.com.ar
- Curso de Masajista Profesional – Eddis Educativa eddis.edu.ar/cursos/masajista-profesional/
- Masajes (Técnico Superior en) – Instituto Superior de Ciencias de la Salud cienciasdelasalud.edu.ar/masajes-tecnico-superior-en/
- Registro de masajistas – AAM aadema.com.ar/registro-de-masajistas/
- AMaRA (Instagram oficial) instagram.com/amara_asociacion
- Masajistas quieren una ley nacional para ejercer sin trabas radiosalta.com.ar/…/masajistas-quieren-una-ley…